Demontre
Demontre
-mis demonios-
Del tortuoso génesis;
fundamento del descenso
de tan violenta sonrisa falsa,
limitando indefensa mi cordura.
Ondulación del enigma
que turbáis la conciencia,
Soberbia
cual gastadas municiones;
en plena ausencia a la inclemencia,
adentrada al horror de mis avernos.
Opulenta empuñadura;
deshonrosa hambre de heridas
al desamparo de tan honda atadura.
El hostil desprecio
de mi página dolorosa,
donde la serpientes reptan
anudando el linaje de caminos.
Y la brama que solloza en mi lamento
del recíproco daño
en cada ataviada vida;
que conquistase... traspasada, ultrajada,
por la aguas desbordantes.
Ruge entre llamas la iniquidad;
encadenada al opulento alimento de olas
cual flotilla de insectos.
Hundirse
contra el claro manto,
retrato del tormento que muerde
un viento triste acogido entre mis piernas.
Espectros del hambre
que adoraron la vida eterna;
y vendiese el propio honor,
como tributo envenenado.
La ferocidad
adentrada en el silencio de mirada,
escondiendo un grito sediento
que estremezca mi lamento.
Los suplicios aterrados
del inverno del frío,
sobre cada vaticinado insomnio.
Entintada la piel y la lanza…
¡Yo he creado este lugar!
En la decadencia de cada fragmento carnoso,
apresada del olvido;
…¡en el aborrecimiento hacia uno mismo!.
mayo 25, 2016
Autor: Gabriela Ponce de León
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