DE HUMILLACIÓN Y SOMETIDOS

Tenemos a jueces, fiscales,
ministros, ediles,
pseudofilósofos,
cronistas, periodistas
y un demasiado largo etcétera,
la mayoría de ellos abanderados
de opinión, palabra y firmeza.
Entre todos los elevamos
a entes superiores,
relegando a ingenuas,
irrelevantes y sosas
las nuestras.
Somos y figuramos
como simples piezas
cuyo fin es limitarse
a consolidar a unos individuos
cuyo mayor atractivo es
haberse ganado frivolamente
la confianza de las más altaneras
y arrogantes siluetas
de este régimen
que mantenemos
con fe ciega.
Muy humano sería pensar
que ningún sistema
que monten sin nosotros
podría ser derribado
con la simple inacción popular.
Pero seguimos apagándonos hasta morir
con nuestros veinte días de vacaciones al año,
con las que serán sexagenarias hipotecas,
con nuestros sueldos de miseria,
con nuestras 50 horas semanales de esclavitud,
y en los minutos que quedan entremedias,
martilleando a golpe de televisor nuestra inteligencia.
Os lo agradecerán
vuestros representantes
con puertas giratorias
y con la mudanza a Panamá
de sus cuentas.
No olvidéis contonear
con fiereza vuestras banderas ,
y ocurre que en la sede de la santa pobreza,
lejos de que alguien se estremezca,
suenen las carcajadas en sus galerías
con tanto entusiasmo como fuerza.
No comento nada que no comentase
con los compañeros
más espabilados del instituto
15 años atrás-
Quizás suenen a juveniles,
ilusas e idealistas
estas líneas,
a lo que contesto,
los años me pesan,
pero no me espesan.
Conoce más del autor de "DE HUMILLACIÓN Y SOMETIDOS"