Cuando el poema me responde
Le hablo al poema olvidado, nunca escrito.
O él es quien me habla cauteloso y marchito?
En víspera de ser la tinta, la pluma o el papel
Corteza de la escrupulosa defensa del ayer.
Marmota en la cavidad del escrutinio
desperezándose paulatinamente,
a contraluz asoma un despertar al filo
de los espesos párpados de la muerte.
L
Obtuso en la pericia del lamento
maniobrando un recorrido opaco
en el boca a boca de su suerte.
Le hablo al artesano de los versos libres
A sus pinturas rupestres imborrables,
Sables de la vida en la demora tangible
Contrincantes del crepúsculo de levante.
Le hablo a la manufactura del tiempo
Evaporados sueños entre la borrasca,
Infiltrados malabares como cetros
sobre trapecios vencidos, de lágrimas.
Le hablo al hablar que escribe
al latido camuflado que concibe,
al cómplice fracaso de mí mismo
al bruto peso de su férreo abismo.
Le hablo al poema que me pregunta
me escribe el dolor, de su versar me arma,
somos dos amantes sin tregua en ayunas
que se entregan despacio al grito del alba.
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