Caballos
Crines que conocieron
Docenas de soles como el nuestro
Belfos de paja y de uralita
Sobre esmaltadas pezuñas azabache
Dedo único no maculado por herraduras
Claveteadas
¡Qué furia de corceles del infierno
Que demonios nocturnos cabalgaran!
Un dios espléndido me regaló una noche
Traído de la verdad y el tiempo
Baila la chinarrilla en el barbecho
Y el barro en el atolladero
Encenagado el páramo
En las dunas aradas de la Armuña
Noviembre se purifica con ceniza
Y miseria de pana campesina
Su alada orgía espanta el trigo
La avutarda en el vagüero, la huella
De sus cuatro dedos se llena de agua
¡Salta, caballo, salta!
Fiera angustia de indómitos corceles
Pueblos muertos con pavimento de cobre
Tu oreja sobre la ceja
Lomo húmedo se deshace en crin abanicada
Malditamente bestia. Loco agujero onírico.
El hambre. La música
Corceles de la llanura
Entre mis muslos arde la pelambre
Marrón, sucia como orín de enfermo
Se agrieta la roca:
“El aire del norte derrite hasta las chinas”
Salta caballo, salta sobre tu sombra
Furiosa, mutilada por la quimera
Corceles, a la llanura bajan
Las yeguas en celo con ancas brillantes
El barro cede bajo los pies
Embadurnando de agua roja la sangre
("Honed")
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