Bajo el tejado dormido


-I-
No viese frontera
de tanto observar…
al contemplar vuestra alma dormida.
En libertad,
la demanda del amar
quedó a la espera;
juzgada más allá de lo vivido.
L
entre tersas plumas de almohadón,
y cabellos extendidos.
El estado de riqueza
cual esencia surcados los caminos;
tras grafías del suave dorso
y el cegado iris presa de los mimos.
-II-
Rodeose la cintura
del abrazo de las piernas,
por dulzores venturosos
bordaduras del olvido.
Devaneos de fulgores encendidos,
donde yace cruel sin fuerza
un cuerpo, sincronía de los latidos.
Mordiose dulcemente los labros
sin emitir antaño sonido,
sucesor del cristalino
imantado al talante, del dorado tragaluz.
-III-
Morasen ocres galeras
entre torres bermejas,
acordes a los años
que memorias habitasen.
Si las sabanas hablasen,
coros ángeles entonasen hoy sus notas
de una suave iridiscencia
bajo el tejado dormido.
-III-
Hinojos donde el gesto
surcase libre al firmamento,
tendida su mano
a los lazos inherentes del estío.
Vuestra incertidumbre
rompiese al interior,
en torno al triunfo y la gloria
del numen internado en el recinto.
Y de un tajo
respondiese la mirada
exhalando en sus memorias...
Y conmoviose todo tiempo.
ϴ
Marzo 15, 2023
© 2023 Gabriela Ponce- La Dama Azul
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