Aprendí
Quiero decirte que fue un placer, ser el estudiante de las clases de tu amor.
Aprendí a mirarte a los ojos sin tener que pestañar, a controlar el sudor de mis manos cuando a las tuyas debía sujetar y no dejarme llevar por el placer de una boca que se entregaba al amar.
Comprendí que la mejor lección fue el no esperarte, cuando esperaba que te dignaras a regresar, cuando desperdicie horas pensando en ti y se convirtieron en eternidad, aprendí a subir montañas sin una gota de agua y que mi boca no pudiera reclamar. Aprendí a no mentirte porque me destruía cuando descubrías mi verdad. Aprendí a tocarte convirtiendo mis manos de piedra en tercio pelo deslizándola sobre tu cuerpo con mucha suavidad.
Aprendí a aferrarme a mis palabras cuando la tormenta de tu carácter azotaba la estabilidad de mi armonía
A aguantar la respiración cuando no querías escuchar nada de mí, ni el sonido de mi voz.
Aprendía a controlar los impulsos por querer irme y no regresar
Porque al final eras tú mi refugio al cual llegaba cuando quería de la realidad escapar.
Aprendí a llevarte sobre la marea y no dejarte hundir entre la corriente del mar
Aprendí a ser caballero porque sabía que eras una digna dama.
Aprendí a entregarme cuando la ocasión lo ameritaba y a comportarme como un sabio para que mis palabras de ese frio te calentaran.
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