ALIENTO
Cada aliento de mi alma es también tuyo.
Vago… y os invito a vagar a vuestro antojo;
vago, y me tiendo, a mis años,
sobre la estera de mis desvencijados sueños
para ver si crece el bien o el mal
tras la estela de mi desesperado canto.
Ya olvidé mis antiguos credos y cada gramo
de mi renovada energía procede
de una esforzada escuela,
Me tendí sobre prados de nuevas tierras,
conocí la sal de extraños mares
distintos de los que mi infancia alimentaron.
Indiscretos, los átomos de mi atrevida lengua
ya comprendieron la difícil misión
en la que mis ancestros me iniciaron.
Muchos padres tuve
que acercaron a mi vida el dolor,
que me alejaron de lo impuro,
que me enseñaron a cantar
y a bostezar y me arroparon
con sus blancas y generosas barbas.
¡Que no calle mi pecho!
¡Que se abran sus compuertas!
¡Atrás, negadoras pulsiones!
Sé cuál es mi salud,
pero, ahora, quiero prestar mi voz
a todos los pueblos de la tierra;
luego, callaré
para que hablen los que nada tienen
y se abran de par en par las primigenias puertas
del cofre que contiene
los más devastadores huracanes.
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