AIRE Y AGUA

No solo aire para respirar, también estás tú
no solo agua para beber, también ella,
tras el cristal de vida, te desnudas,
esa silueta eternal, es mía.
Soy peregrino de tu cuerpo,
explorador de tu geografía oculta,
la sombra en tu dorso
es mi estigma inmortal,
una imagen que el tiempo no puede borrar.
Quisiera que este poema fuera mentira,

que los últimos versos dijeran otra cosa,
que el aire y el agua se disolvieran
en esta, mi realidad ficticia.
Pero aquí estás, constante, persistente,
como un eco que nunca se extingue,
tu voz es el viento que me acaricia,
tus lágrimas, la lluvia que me purifica.
Cada latido es un susurro de tu nombre,
cada respiro un intento de alcanzarte,
pero eres más que carne y hueso,
eres la esencia que me mantiene vivo.
No solo deseo para saciarme,
también el anhelo de tu piel cercana,
no solo palabras para consolarme,
sino tu presencia, que destella en mi alma.
El amor, un fuego que nunca cesa,
tu mirada, la luz en mi penumbra,
eres el misterio que no quiero resolver,
la verdad que prefiero ignorar.
Y aunque quisiera que todo esto fuera un sueño,
un delirio de mi mente cansada,
sé que tu sombra siempre me acompañará,
una parte de mí que nunca se apaga.
Así que deja que el aire y el agua se disuelvan,
que la realidad se deshaga en su forma,
porque prefiero quedarme en este momento,
donde solo existes tú, mi eterna calma.