Abuelo

Abuelo ( Flaminio, sept. 2015 )
Cómo te convertiste en abuelo?
Es una pregunta difícil de responder
porque ésta palabra encierra
sentimientos, tradiciones y un nuevo amanecer.
El abuelo es la experiencia, es el pasado y
es un futuro reflejado en los andares
de aquél nieto que cabalgaba cada día
en sus rodillas que temblaban,
haciendo galopar por la nueva vida

las esperanzas de quiénes creen en él.
Abuelo, tus rodillas no temblaban,
sólo querías elevar por los cielos
aquél tesoro que cantaba y sonreía
soñando con ese caballo alado
que lo mecía raudo y seguro
por nuevos senderos desconocidos
que el abuelo conocía sabiamente
para entregar a ésta nueva vida
esas alas que lo llevaran
hasta donde él ya no podía.
Un abuelo todos debiéramos tener
para contemplar esas manos curtidas
que trabajaron toda una vida
y ver esos ojos mansos y alegres
que sonríen casi sin querer.
Manos un poco duras y tercas
que acarician temblorosas
como no queriendo dañar
esa piel sonrosada, suave y tersa
de la nueva y vivaz criatura
que hoy galopa por valles,
montañas, cielos azules y praderas.
Abuelo, vamos de la mano a correr
juntos encontraremos el tesoro
que por años vistes florecer
cuando en tus propios brazos acariciaste
el fruto de tus sueños cada amanecer.
Abuelo, eres la estrella que se aleja
allá en el firmamento celeste
y que su titilar eterno me recuerda
esas manos temblorosas y suaves
que me acariciaron antes de tu ocaso
cuando al infinito silencioso viajaste
con tu sonrisa del mas fino cristal.