Una vez hice un esqueleto

Una vez hice un esqueleto;
el pobre era lo mínimo;
risible a la vista, incompleto
e incapaz.
Algo de mí pertenece a él
y por tanto esta vivo, por dentro.
En mi armario guardo decenas
de esqueletos incompletos
e interés me generan.
Una vez al mes abro el
armario, lo miro. Alegremente
saco un esqueleto nuevo
y lo guardo en el armario.
-Vaya, me digo a mi mismo.
Suspiro y cierro el armario.
De vez en cuando también
lo abro e intento vestir
a alguno, los lleno de
carne.
Hay algunos que completo,
los enjaulo y los observo.
Pocos esqueletos son completos,
liberados o vestidos.
Es triste pensar que hay gente
que carece de esqueletos.
Que no tiene armarios,
que no tiene deseos.
Mi mayor deseo es
vestirlos, asearlos, perfumarlos
... y ... ¡Ah!
¡Llenarlos de carne y
vida!
Soltarlos a la calle y
que triunfen de verdad.
Ese día estaré orgulloso.

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