A un extraño
A un Extraño
Era extraño sonreír con los mensajes de un extraño, imaginar que no tenía idea de su rostro pero de alguna forma conocía la forma de su alma.
Mi alma se encendía con el sonido de un mensaje, pues cada uno de ellos formaba una melodía digna de escuchar.
Digno arrullo para ir al mundo de los sueños, y ahí lo descubrí; no era un extraño porque lo conocía; nos habíamos visto en uno de ellos.
En el mejor de ellos, cada minuto y segundo eran fascinantes; un remolino de sentimientos, paz, nostalgia, melancolía pero cada uno complementaban alegría.
El tiempo puede ser tan corto como largo cuando conoces un extraño pero,
cuando es aprovechado lo detienes con un saludo; con un beso; con un adiós.
Y de pronto te das cuenta que ya no es un extraño, es un recuerdo el mejor de ellos con la esperanza de verse de nuevo, aún cuando sea solo en un sueño.
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