Sólo Dios abita en mi corazón.
Dios habita en mi corazón como la paz y la alegría,
yo camino en las sendas de la tristeza, pero aún así él me guía;
me brinda su tiempo y le sobra tiempo para volver a escucharme
siendo yo tan injusto, me busca y trata de ayudarme.
Llego cansado a casa con problemas que me martirizan,
los mismos de siempre con algo nuevo que los agudiza
y trato de emplear mi imaginación como emplean los niños,
sin recordar mis tiempos de niño porque nunca recibí cariño.
N
no quiero ser cruel, pero si ayudo a un amigo éste me lastima.
No entiendo mi Señor, si me levanto con ánimos tengo pavor
y si me levanto con penas, llegado el medio día, llega el dolor.
No sé si la vida tenga piedad de mí como yo tengo piedad de ella
sin acusarla, sólo guardando con tristeza sus huellas
y fingiendo estar alegre cuando en realidad quiero llorar
sin más que hablar y tanto que recordar, ya presagio el final.
No sé que será de mi vida porque ya no tengo confianza,
sólo me aferro a Dios y sigo tristemente vivo sin esperanzas.
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