Sinfonía de piel y deseo.
Nos hemos acudido mutuamente,
nos hemos envuelto en la misma piel,
hemos desatado las mismas caricias,
y fuimos una solución bioquímica,
una impregnación de sudores y perfume,
formando un caldo libidinal.
Fuimos dos cuerpos resueltos,
dos cuerpos unidos en la misma fantasía.
Nos hemos santiguado mutuamente,
a puro deseo perverso...
a puro tacto.
Fuimos fauces respirando el mismo aire,
dos amantes jadeantes de morbo.
Nos hemos acudido mutuamente
entre silencio y mirada candente.
Hemos sido destilación de avidez salvaje,
a pura danza de placer,
fusionando lo ardiente con el amor.
Nos hemos acudido mutuamente,
y fuimos dos estrellas convergentes,
saturadas de luz escarlata,
irradiando nuestra pasión.
Nos hemos santiguado mutuamente,
en cada forma de nuestros cuerpos calientes,
en cada pezón latiente.
Nos hemos acudido mutuamente,
y fuimos al unísono, éxtasis,
a puro beso,
a puro deseo…
a puro tacto.
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