Segundo balbuceo, segunda lucubración: del peregrino que camina persiguiendo su propia sombra. Quizá de alguien.

Soy la foto que aún conservas
clavada en un tablero de corcho
el recuero de un tiempo de oro
la voluntad ajena de salir corriendo
un ventilador que da vueltas pero no refresca
un movimiento insulso carente de sentido
un arma disfuncional y rota
un cacharro
un juguete perdido
fuimos más de lo que somos

el tiempo nos robó los atributos
todo lo que era se fue con los minutos
y ahora resta el silencio y un leve eco
ahora las tazas huelen a café
y el sueño es un bien que no poseo
se ha muerto en mí el niño
y sin él
el poeta no aguantará mucho
vivo.

Autor: Luis Periáñez Llorente
Del poemario "Tres balbuceos"
Disponible en:
https://www.academia.edu/9577471/Tres_balbuceos