¿Qué hay ahí arriba, ahí dentro?

Desnudo e ingrávido muestro mis ojos
a ti, que no existes
Siento el peso del plomo en la brisa ligera
que arrulla cuánto soy (algo que desconozco)
Mi alma es un pájaro que las alturas del azur
añora, mi corazón la cárcel que se protege a si misma
Hay voces que hacen soñar a mi sexo
segundos de una riqueza perdida
en los confines donde el límite se enreda
Las distancias, el tiempo -mi tiempo-, no caben

en la imaginación de que dispongo en la mente
y se produce algo así como un fundido en negro
una noche que parece la última
Mas, el engaño sigue

Imagen: Obra de Laurent Fièvre