No te encuentro

Empolvada
Atareada
Mareada
Y ahogada.
Vas a pasar bronca, dijo mamá.
Yo pienso que solo es un poco de cansancio.
Las enfermedades son así.
Y lo crónico solo es cansancio a largo plazo.
Logre entrar y penetrar el dolor, el olvido a muchas personas le pesa y le sale caro.
Los fantasmas, o el fantasma sigue aquí.

El fuego arde y no tiene intenciones de quemarnos.
Me sorprende la nostalgia penetrada en las paredes. Como yo he podido vencerlos y seguir. Pobres miserables.
Pobre yo, y miserable.
La entrevista se hizo larga, monotemática, euritmica y aburrida.
Pero quién soy yo para decir que es lo que uno puede o no ver. Cada tanto puedo sacar algo interesante para seguir defendiendo con uñas y dientes lo que soy. Una copia reclusa de un reflejo del pasado, dentro del bloop de un recuerdo no tan lejano.
Trato de no buscarte, pero miro para arriba y están las escaleras hacia tras. Miro para abajo y hay un pozo depresivo. Miro hacia delante y hay un agujero negro lleno de inestabilidad. Miro hacia al costado y hay flores magenta, que una vez cortamos de un jardín cerca de la pensión.
La misión era enamorarte y entre tanta lucha nos perdimos.
Fuimos, somos y seremos, Mauricio. Ojalá entiendas eso.
Beso uno a uno los sueños en los que estás. Y muerdo tus dedos para que en tu huida pueda seguir el camino, de la sangre que dejas.
No salpiques, que manchas.
Abrázame. Ya te vas?
Me despierto y ya no estás. No hay rastro, ni imágen. No hay voz, hay dolor.
Perdidos vamos perdiendo en despedidas de perdidos que por no querer perderse, se perdieron.