La muerte de una estrella.
Me quedé varado con mi pulso,
naufrago en el yermo campo de mis lágrimas.
Fue tanto el amor que sentí por ella,
como fue tanta la nube para impedirme ver.
Se entrega el alma esperando esa otra alma,
pero entregar es obra de los ciegos, de los dados,
un rechazo a garantías.
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Si yo aún la amaba tanto,
si yo aún la veía moverse en la distancia, acercarse hacia mí,
como un rayo violeta, como un llamado de alas, como en forma de lirio.
Compartimos profundos dolores,
mar del otro ahogando nuestros huesos.
Aún me pregunto ¿Qué falló?
Tal vez el poema,
tal vez la caricia,
tal vez....
Me quedé con mis letras,
me quedé con las semillas y sin poder cruzar el mar.
Solo un viejo con rostro de espejo me contempla,
se me acerca,
me entrega un mapa y me susurra:
Cuando una estrella muere,
nace un supernova.
Lo veo irse
pero yo aún me quedo aquí,
pensando en ti.
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