Hombre
Las libélulas, mariposas quedaron consternadas,
Inmundo ser,
¿A qué viniste?,
Demonios bellos.
Apareciendo,
Desvaneciéndose en la nada del infierno,
Las manos recorriendo las entrañas,
Adoloridas, cansadas.
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Profesaste frases vacías con el mar indomable,
Petrificado,
Consternando a los débiles,
A esos,
a los perdidos.
Encontrándose mutuamente en postas,
En barricadas infranqueables de ese cruento rosario que se va desgajando,
Cuenta a cuenta,
Perla a perla.
Cayendo en las miserables miradas,
En los bochornos,
Gulas, desventuras.
Seres miserables imbricándose,
Mordiéndose, devorándose,
fieras salvajes en inelegante zoológico.
“Oh mundo bastardo”,
“Honrosamente, deshonroso”.
¿A qué viniste hombre?
Mancíllame,
Échame,
Arrójame al rio de los pensamientos de muchos de pocos
Estampa mi rostro en el tuyo,
En el de los hipócritas,
En la apostasía de no entender y entender.
Al fin,
Al mundo real y maravilloso.
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