Esperare tu llegada en silencio.

Quisiera hablarle a la brisa ¿Dónde estás amiga mía? ¿Por qué no vienes y refrescas mi vida? brisa ¿Por qué me niegas esa sonrisa que alegre mis días? No importa, esperare tú llegada en silencio y si es propicio, no are nada más que pensar en la realización de mi imposible ambición.
Brisa, mi guarida es esta encina, donde envejece mi vida y escribo mi rima y tal vez algún día, me llenes de alegría. Brisa, no quiero volver a callar si de amor se vuelve a tratar, pero tampoco quiero cantar si a llorar me voy a echar, pues lo único que quiero evitar es volverme a ilusionar.
Me voy a dejar de tanta rima ¿me escuchaste amiga brisa? y voy así, a cantar con ironía, lo hermosa que es la vida… “alto ahí señorita ¿Por qué se va tan deprisa? Que importa… pues yo sé que algún día usted será solo mía.”