Engullendo la fe

Desoladas ciénagas;
a la huida de células claras
hastiadas, oprimidas y violadas.

Dirigiendo el puño al instrumento
que traga palabras,
al fondo de un trono vacío.

Reservado el lugar para el poeta
en su peregrinaje de un aire negro raudo,

mordiendo la corona mística
cubierto del hedor de la carne muerta.

Cual puñal encendido de ira
recuerdo el dolor de las heridas,
el silencio glacial
y las perlas cólera de traición.

Sierpe colmada de insultos,
de exhaladas inmundicias,
y del implacable incensario
claustro de mis muros.

Los golpes sin broquel,
tedio y tiranía engullendo la fe.

Un esplendor depositado
en el hastío de los pilares corrompidos;
innumerables hechizos del vuelo invadido
y de vainas vacías.

Este tedio glacial
que empala y suprime,
amortajando la tinta en el olvido.

…Y el implacable se complace
hundiendo en mis abismos,
la carne sin piedad.

Prolongando la desolación;
e inclinando a golpes mi cabeza
bajo el yugo de la espada tirana.

Montes minados,
rencores de fauces hirientes
y sitios extenuados de asfixia.

Penumbra a cada golpe de substancia
de piedras lapidadas
en cada relato azul…

Sombras tiranas,
blasfemia del arte.

Cual si el cielo echase las cerraduras
entre la bruma húmeda,
donde veo nevar cellisca;
y el alma pujante deseando partir.
*

Fondo musical: Fleurie- Breathe

Noviembre 9, 2017
© 2017 Gabriela Ponce de León, La Dama Azul. Todos los derechos reservados.