El paladar del destino
Cada día que cierro mis ojos te veo arder
y las ojeras se desprenden, las veo caer,
el insomnio diurno de sentir mi piel
apartada de tu psicodélica miel,
mi corazón y su hiel.
El amargo hedor de cantar sin aire
se quedó en la cotidianidad del ambiente,
El dulce sabor al salvarte y alejarte
se quedó apartada de éste desastre.
R
a pesar de eso me gustaría besar tu piel
y susurrarte tal vez un magnetismo,
me arriesgaría a apartarme también
cómo a fundirme con tu ser.
El amargo hedor de cantar sin aire
se quedó en la cotidianidad del ambiente,
El dulce sabor al salvarte y alejarte
se quedó apartada de éste desastre.
¡Qué desastre con tantos contrastes!
Corazón entregas amor sin razón,
El cerro y tus senos, tu voz y el viento,
el día y tu alma, la noche sin alba,
me hundo en mi cama sin mañana
explicándome que cambiaré
y mi capitalizaré, me ordenaré
y dejare de anhelar verte bien,
tú y lo que está debajo de mis pies.
A lo que se ancla el corazón
y su eterna profundidad sin razón,
tanto sabor que se difumino
y que se quedó en el camino,
el paladar del destino,
ya fuimos…
Víctima de puentes amarillos,
conducidos al paladar del destino,
ensayo y error, aprender es una opción,
ser devorado no lo es en esta lucidez,
en la locura eternos son los brillos…
Siempre habrá sangre para sangrar…
En la locura eterno es el brillo.
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