El madero de sauco


Duerme mármol
vencedor del último aliento.
Tapiado se halle
el latido que en su canto
rescatase al hálito de lo mundano;
en tanto el bronce frio da guerra de Marte, el Dios romano.
Un cerco de oscuridad parte del pleno;
una llamada sin mudanza naufraga
bajo la entera comarca.
El compás del carpintero
trabaja el madero de sauco;
morada de utopía de los ausentes
afrontadas las memorias de la muerte.
Los designios golpean conspirando
sordos puñales;
a través del nudo de entrañas
en su sed de ofrenda.
Un otoño devorador de vida;
el peso abrumador de sepulturas
nación de una densa tiniebla.
La piedra de mármol,
implacable rebaño de transgresión
de los instantes fétidos y sombríos.
Infinito y omnipotente
en su brazo estelar, el anochecer;
arriba hacia los puertos
donde yace el huésped glacial.
Silencioso el filo de la media noche
acaricia entre sus brazos los cabellos
y cual besos de suaves de olas,
cubre la carne
iniciado el viaje hacia las grandes estrellas.
*
Noviembre 17, 2020
© 2020 La Dama Azul, Gabriela Ponce de León. Todos los derechos reservados.
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