El Jardín Elevado
Lo verde me rodea
Me exalta y me llama
A nadie pedí permiso
Para extraviarme aquí
Nadie me dijo que saliera
De este oasis en la altura
A los pies de un coloso verde
Adorando hasta a la tierra y la grama
N
Tanta juventud de madreselva
No quiero la filantropía implicada
En compartir este jardín
Pasadizo de caminos
Y, tal vez, cuna de Bogotá
Hoy me revive propio
O ajeno a lo demás.
Me saludas tú, helecho neonato
Me sonríes también
Musgo transparente
Entre nosotros solo hay huesos
Y sangre apiñada
Afanosa por regarte
Los imponentes troncos
Cuidan mi molida espalda
Y Bogotá
Parece una alfombra persa de mil historias...
Se esparce, escalera abajo
Un testimonio visitado, conocido
Y se oculta arriba
La verdadera belleza de los pueblos
Parece que este pequeño bosque
Me susurrara mantras
Y me contara
Lo anciano en sus raíces
Lo antiguo de su celo
Y lo alto de sus hojas
Está expectante y quieto
Como fósil accesible
Como obra de arte,
De plástico ausente
Parece tu casa, lo juro, o la mía
La verdadera morada de estas huellas;
Es hermoso el minúsculo
Pulmón de La Candelaria
Lo cercan grises vías,
y calles de piedra pulida
Todas recorridas,
Por los mismos ríos
Las mudas flores parecen
Cantar en silencio
"Una inmortal canción al infinito"
Y las pocas aves se lanzan,
Ansiosas en los árboles
¿Yo?, yo solo ansío alas o pétalos
Ser parte de tanta clorofila
Tomar de la luz, mi alimento.
Cantarle a la tarde los despechos del día.
Conoce más del autor de "El Jardín Elevado"