El ángel de la muerte
Yo soy el temblor en su mano.
Yo soy el cielo oscuro tragando su amanecer.
¿Cree que puede salvarse?
Voy a tomar su piel y sus huesos.
Voy a morderme el labio.
Voy a tirar de su cabeza hacia atrás y reír.
Voy a recitar su soliloquio.
Voy a desdibujarle.
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No.
Voy a ser su historia de derrota.
Voy a consumirle mientras duerme y yo me muevo en las sombras.
Me alimento, de ustedes, los hombres.
Si me deja lo suficientemente cerca, besaré su cuello.
Si me deja lo suficientemente cerca, le haré pedazos.
Cariño, yo no soy el diablo.
Yo soy el Ángel de la Muerte.
Santo,
y cruel,
y falto de misericordia.
Le llevaré a mi habitación.
Se trata de un cementerio.
Es donde enterré a todos los hombres que vinieron antes.
Voy a enterrarle allí también,
con sus ojos y codiciosas manos
y su retorcida visión del sentimiento.
Yo soy el temblor en su mano.
Yo soy el veneno en el té.
Me he cubierto a mí mismo en negro satinado.
Crecí como crespón carmesí sangrado.
Yo soy el Leviatán.
El mal marcado.
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