Disculpa para llegar

Disculpa para llegar

En mí despertó, exigiendo
a los tiempos fugacidad y
encanto sigiloso,
mí otro yo.
En competencia con el vacío
el cuerpo se defiende,
traduciendo los retos,
danzando armonioso,

creando imágenes.
El alma se empeña en
distraer al cuerpo,
caja vacía transformada
en espacio para confiar,
para ser el sí
mismo de la realidad,
intentando forjar
el milagro de vivir.
Hoy mi existencia
es un viento,
más que un viento,
un huracán.
Vuelvo a sentir el choque que
agita el cuerpo, batalla imaginaria,
ojos cerrados a lo umbrío de la vida,
vida que quiso ser modificada por
manos extrañas en un
un jardín gélido
de tallos y flores, con
las sienes heladas al tacto
de las alas de los pájaros.
El aura del día
que motivó mi atención
extendió los brazos
con impaciencia,
era una visión
forjando el delirio,
ilusión obviamente.
Cuando se está despierto
a veces fantaseamos,
y estos fantasmas se convierten
en objetivos, que son
las alegrías y las esperanzas.
Caída de las hojas de la
infancia, sentado en el
centro de la niñez,
recuerdos leves
de los juguetes,
destello somero
de un instante.
Ahora soy yo mismo y el vivir
claro como la alegría,
y por primera vez en mi cielo,
encontré la disculpa
para llegar.