Días de cénit

Feliz y bienaventurado aquel cubierto de tierra,
la recompensa será el sosiego de un cielo estrellado
bendiciendo sus pensamientos y deseos,
lo que toque será el Edén y
ya no habrá menester,
Mirará a la muerte a los ojos,
preguntará si los días son aún brillantes,
y sin esperar respuesta
contará la monedas que el sufrimiento le ha brindado
ofreciéndoselas a cambio de una sonrisa.

Así con ese don adquirido
alzará la cabeza y cantará la vida
como nunca nadie lo ha hecho...

Y nunca morirá.