Día o luna

Día o luna, y una lluvia dibujada en grises.
Latidos serenos y después…
después un líquido que se escurre:
es leche blanca y más.
El primer rugido mostró sus ganas
de volver a ser mencionado.
Los cuerpos se iluminan, enterrados en lo negro,
y festejan la excentricidad de las razones.
En la conciencia,
lo que se queda mudo y en lo mudo,

los gestos de la escena
que sacudió el polvo…
ese que se parió mientras duro el desatino.
Es más fuerte seguir, que dejar que gane el óxido.
Día o luna, y una lluvia dibujada en grises.
El veneno no mata,
mata el racimo de roces cuando
se estuvo presente… mata de deseo y repetición.
Un látigo y la historia
que trae el suicidio que nunca existió,
ya que siempre se quiso vivir
sobre la originalidad de las propuestas.
Lo que sucede, es un pantano por cruzar,
o quizás solo sucede que nacieron
bellas alas en los cuerpos.
Alas con las que se voló
sobre el aire y los olores, borrando,
una a una las dudas de la siemprenoche.