Cantar de los fuegos / Cantar de las aguas
Musa en fuga. Grito hueco. Mañana vacía. Algo tengo que decir. Recurro a lo ya escrito.
CANTAR DE LOS FUEGOS
¿Qué son los estratos de la sangre y las brasas del sueño,
el perfume de la noche, el calor de una esperanza?
¿Qué: las flores del tiempo de los fuegos de tu reino?
Nada son, luna mía, sin la voz de tu fragancia.
Soy abismo y tú, la palabra que me alcanza.
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¿De qué: los caminos abiertos a mis pasos peregrinos?
Cuando el rojo crepuscular junta el cielo con la tierra
las cenizas de mi alma buscan descansar en ti, amor mío.
Soy silencio y tú, el fuego del grito que me despierta.
Quema la cruel distancia que me separa de tu aliento
y tu voz es un recuerdo que, difuso, aún perfuma
la ilusión de fundirme en el magma de tus besos,
y en el fluir de mis venas se acrecienta mi locura.
Soy crepitar de pira de maderos y tú, bosque que me circunda.
Y las llamas de la gloria de tu risa de niña hermosa
incendian mi corazón, que agoniza entre tus manos;
sé gentil, dulce paloma, y concédeme sólo una cosa:
que este latir mío sea eterno y no muera en rezos vanos.
Soy hoguera y tú, el viento que me alimenta.
CANTAR DE LAS AGUAS
Murmuran mis fantasmas en los ríos de la noche
tu nombre bordado a fuego en la piel de mis anhelos
y esos espíritus, los de esas aguas - sangre mediocre -
festejan a carcajadas mi sed, mi constante desvelo.
No me importa. Eres tú de quien bebo.
Hoy las naves que remontan este abril calcinante
hacia un incierto mayo, consorte de vientos y quimeras,
son las mismas que me llevan a tu mirada penetrante
de contenidas intenciones y mesopotamia en primavera.
Puedo verte. Son tus ojos un grito que me atraviesa.
En mis tierras anegadas por las lluvias del tiempo muerto
ya no hay amaneceres, solo fauces de luz negra
que enceguecen la esperanza - fuente viva de mis versos -.
Eres madero al que me aferro. ¡Ay, amor, si por ti no fuera..!
Soy un charco. Tú, la luz que yo reflejo.
Y en los dulces porvenires que imaginan mis silencios
eres río y yo, canoa: en ti floto a la deriva.
Grácil, agitas tus aguas y yo, en ellas, mis sueños.
Ahogarme en ti es lo que quiero, y renacer hecho poesía.
Soy un mar. Tú, las costas que beso cada día.
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