Besar no es para cualquiera
No, definitivamente eso de besar no es para cualquiera, al menos no para mí; porque tengo claro que no basta solo con dejar un buen sabor de boca; qué ese privilegio va más allá de dejar el alma misma en un sin fin de lengüetazos cuando sencillamente se besa solo por besar; que es muy necesario hacerlo potenciando esas perras ganas por besar hasta con la mirada, con letras, con los sentidos y por supuesto con la voz para joder todita el alma con tan solo unas palabras; que hay que besar a caricias, a roces inesperados, casuales y hasta fortuitos con los dedos o las palmas de las manos, es más, besar tiene que ser asquerosamente una delicia, una adicción o hasta una caja de Pandora que termine por jodernos la existencia o nos plante una sonrisa; porque no hay mejor manera para hacerlo que con todo nuestro ser, con aquello que seduzca nuestro aliento, nuestra piel o que termine provocando algún colapso en nuestro pecho al respirar descontrolado y desde luego apresurado. Los brazos suelen ser una excelente opción cuando se intenta besuquear al otro cuerpo en un enorme y rico abrazo.
Y pues… ¡Ya está!
Me he prometido la grandiosa estupidez de no intentar besarte, y créeme, mi estupidez es colosalmente infinita y muy pendeja; porque cuando te veo, debes saber que me derrito todo el tiempo y muero lento a causa de los nervios que me invaden por saberte endemoniadamente cerca; ¡Y besar cariño mío!, es la más grande «gozadera» para todo aquel que ama disfrutar de la experiencia, y yo, yo no puedo ni siquiera sostenerme cuando estoy cerca de ti.
Aunque, de todo corazón…
Debes saber que nunca suelo ser tan bueno pa’ cumplir esas promesas.
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