Prólogo de mi Libro

2017 Mayo 16
Poema Escrito por
Laya

Quisiera dejarles aquí el prólogo del libro que me encuentro escribiendo en este momento, esperando que puedan dejarme su opinión si no es molestia. Gracias

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Todo comenzó con una mala decisión.
Tal vez el haber tomado un camino equivocado, tal vez varios. O tal vez fue el correcto disfrazado.
Perdí el rumbo y por un efímero instante desaparecí. Y entonces, el rumbo me perdió a mí.
Por todos lados se oían voces lejanas, provenientes de ningún lado y de todas partes. Ruidos de ramas crujiendo y de frutos cayendo. Lo único que alcanzaba a ver eran hojas mezcladas encima mío; verdes hojas que entre las sombras se tornaban negras. Veía ojos en los que brillaban llamas ardiendo como la lava de mil volcanes, todos alrededor mío, mirándome de manera extraña. Tal vez curiosos ante figura vulnerable o tal vez hambrientos de carne fresca.
Lo único que había querido era escapar de los gritos de aquel hombre que se hacía llamar padre y de los llantos de mi madre. Quería escapar de las burlas de mis compañeros y de los letreros y frases motivacionales. "Acude a alguien, no estás solo"; "Suicidarse no es la solución" ; "Sé el cambio que quieres ver en el mundo"; todo eso ya me tenía harta, que personas se preocuparan por mi vida solo para sentirse mejor consigo mismas. Pero me equivoqué al pensar que podría escapar de aquellos dolores, porque siempre me acompañarían en mi subconsciente, atormentándome desde lo más profundo. Siempre serían parte de mí , porque fueron sellados en el manuscrito de mi alma con tinta indeleble.
Y ahora estaba allí, acostada entre raíces en un suelo húmedo como el agua misma. Entre olores desconocidos de tierra y hojas secas. Escuchando ruidos extraños de cantos de aves, chillidos de monos y rugidos de jaguares. Y sobre mi cabeza se alzaba un sol imponente como el mundo cuya luz traspasaba las ramas de frondosos árboles que se extendían sobre mi cuerpo y más allá en la inmensidad del horizonte.
Mis manos estaban negras de suciedad y no sabía si mi pierna izquierda era en realidad mi codo. Pero lamentarme nunca había sido una costumbre en mi vida y de todos modos no cambiaría las cosas, tal vez hasta las empeoraría.

Pues allí, si no quería morir, debía luchar.
 

2017 Mayo 16

Laya
Desde 2014 Jun 24

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