EL DOLOR DE MI IGNORANCIA

EL DOLOR DE MI IGNORANCIA

¿Qué más da, si al final no me queda otra, que reconocer la verdad?
Reconozco que crecí siendo una ignorante.
Creí que vivir era el nombre de la alegría, pero tardé mucho
en conocer el pequeño espacio de su nombre que adjudicaron a mi vida.
Pensé que vivir era algo hermoso
y no fueron pocas las ocasiones
en las que me pareció
mucho más seductora, la muerte.

Me dijeron que había que ser sincera
aunque no me advirtieron el precio
de serlo.
He sido tan ignorante, que he creído que la vida era,la de los otros, no la mía.
La religión me enseñó, que
pensar en una misma era, un pecado
de egoísmo, y lo creí a pies juntillas.
Cuando el grito de la pesadilla ajena
me despertó, el precio de mi vida
había subido tanto, que no tenía dinero para pagarla.
Seguí y sigo siendo una ignorante.
Pese a todo ahora sé, que
la libertad es un sofisma, para mí.
Pagué el precio de saltar
por una ventana y tratar de ser yo
sin más.
No me da miedo reconocer lo que he vivido mis locuras ni mis errores.
Traté de aprender, no supe hacerlo
ni tan siquiera me arrepiento.
Me apena la vida llena de miedos
que me enseñaron a mal vivir
más allá de la mitad de mi vida
y ni pude ni, la he podido recuperar.
Hoy de lo pasado, si algo me duele
es, mi ignorancia.

mabel escribano ©
imagen: google
Editado · 2 min