Siempre he creído que el amor de una mujer
es el más grande y maravilloso sueño
que todo hombre desea conquistar en la vida;
vivir sin esa hermosa ilusión es como vagar
por los caminos cual errante peregrino
y habiendo perdido la esperanza y fe.
Siempre he creído que su presencia
es sinónimo de estabilidad sentimental y más
si va abrazada a una relación conyugal;
porque su infinito cariño es incondicional
nadie como ella se puede comparar
máxime cuando la entrega de ella es pasional.