Mi poesía quiere ser objetiva,
me quiere hablar, orientarme,
me pide sentido y coherencia
y no dar mucha rienda suelta
a mi fértil imaginación sin rumbo,
mi musa enmarañada y confusa.

Mi prudente consejera, atenta,
ahora me advierte de los peligros,
de excesos e imprudencias léxicas,
desvaríos estéticos sin sentido
para despertar una forzada pioesis
que se dice creativa y reveladora.

Nota de autora:
Antes de reproducir la declamación quiero dejar claro que, soy consciente de que no tengo la voz más acertada para recitar y ojalá, tú, que me estás escuchando puedas llegar a sentir algo mientras recito. No tengo ningún tipo de experiencia en esto más que otras declamaciones y no trato de ser la mejor del mundo, pero sí en desahogarme un poco con ellas.
Espero que valores el esfuerzo de escribirlas, de recitarlas y aún más, de compartirlas contigo. Para que me conozcas, y que te esfuerces por comprenderme si la has escuchado completa.

Y yo que siempre piso los charcos
con mala hostia,
voy salpicando, me la trae al pairo
lengua que sopla.

Guárdate el miedo, las apariencias,
no seas fantasma,
ahórrate el cuento porque no entiendo
la idiosincrasia

de tanto sapo comiendo hierba
fuera del agua,
de tantos pinchos, tantos cuchillos
por las gargantas.

Guantanamera sabe a parranda
y es tan macabro,
despierta primo, que nos dormimos
y nos ahogamos.

Como una nube de azúcar es nuestro amor lleno de ternura y de calor besos de caramelo sentimientos dulces llenos de la fruta de la pasión dos corazones con sabor a bombones de leche y miel envueltos nuestros cuerpos en el néctar del amor fundidos en un rico chocolate afrodisíaco somos tú y yo

Vamos, déjenme, solo quiero estar triste.
Ver el cielo y verlo gris
y no ver nada.
Caminar, deambular y tararear una canción
y no decir nada.
Dejarlo todo, sentirme aprisionado
y decir que no fue nada.

Y verla a ella, verla mejor,
sentir que no duele nada.
Engañar al sol al mar, a las voces que todo juzgan
y al viento que todo trae,
que lleva las flores que uno recoge…
Y que me crean
Pero yo… tiritando y estremecido,
yo no me creeré nada