Perdido.

Sólo sabe dios qué fuimos
En dónde estuvimos
En qué casas, en qué plazas
Con qué sentimientos
Sobre qué baldosas
Sintiendo qué deseos.

Yo ya no recuerdo nada
Quizá porque ya no queda nada
Sólo las hojas que se mecen
En nuestros ojos herméticos.

Era la soledad de enjambre,
Era el vino una rata rápida
Que a fuerza me destronó la boca
Y me dejó tendido a la falda
Del monte oculto entre tu cabellera.

Es todo una ceniza escondida
Una hada escarchada de alas rotas
Y un murmullo que nadie escuchará.
Rugido sofocado por siempre
Perdido entre las mismas montañas
Que nunca llegaremos a visitar.