Lejos.

poema de La Marginada

Encuentros y despedidas. Una puerta de entrada y una de salida. Minutos y segundos dentro, horas y semanas fuera. Lejos, estás lejos. No te veo, no te escucho, no te siento pero sé que estás, lejos; en mis sábanas, en mis sueños, en mis miedos y anhelos. Lejos.
Cuán lejos, cuán lejos estás. Allá donde mis gritos no te alcanzan; allá, lejos, dónde me ha borrado el tiempo.
Son metros de distancia durante mis sueños; son galaxias de distancia en mis noches y desvelos.
No me miras, no me escuchas porque estás lejos. Lejos de mis manos, lejos de mis besos, lejos de mi cuerpo.
Cuán lejos estás.
Te imagino, pienso y sueño; a ti hombre de ojos negros, te imagino bebiendo café con tus gestos y manías de exquisita locura, te pienso al escribir, al caminar y suspirar y te sueño en mis brazos, te sueño a mi lado.
Pero estás lejos.
Tan lejos estás. Te grito, te imploro pero estás lejos.
Allá, lejos, donde las flores se marchitan. Lejos donde mi voz se pierde. Lejos, donde mis palabras desaparecen y los fantasmas se desvanecen.