DOS ROSAS PARA TI

Sentado en el porche de mi casa observo el cielo que comienza a plegarse de nubes, me acompaña mi fiel mascota “príncipe”, ese es el nombre de mi perro. Extasiado en mis pensamientos soy interrumpido por un amigo que llega y me hace una invitación para un chalet que tiene en la montaña, y sin objeción agarro mis cosas, mi perro y me marcho con él. La región se denomina “La Comarca” se trata de un hermoso valle formado en la cima de la montaña y sus pocos habitantes se ocupan del cultivo de flores de diferentes especies, realmente eso es un paraíso.

La gélida brisa que sube a través de la pendiente de la montaña penetra por los sembradíos e insufla en el lugar las combinadas fragancias haciendo se respire los sutiles perfumes que ellas desprenden. Extasiado ante aquella belleza comienzo en compañía de “príncipe” a adentrarme para sentir más de cerca el contacto de esa policromía vegetal; yo admiraba la deslumbrante vista a mí alrededor y mi perro correteaba por entre las zarzas.

Luego de un prolongado caminar me senté al pie de un arbusto para descansar, escuchaba el sonido que hacia las aguas de una arroyo que bajaba por la colina y de pronto comencé a sentir el rocío en mi rostro de la lluvia que caía, abrí los ojos y en verdad llovía, pero estaba sentado en el porche de mi casa, y mi perro echado a mi lado.

¡Todo había sido un sueño, pero misteriosamente en mi regazo estaban dos hermosas rosas que en “La Comarca” había cortado para ti!

Luís Varela Luzardo