!Hoy como ayer, padre!
Se oye un correr siniestro
Un vendaval de corrientes heladas
Por el sendero de espinas pobladas
Y canta el cuervo un mal presagio
Y el sauce llora un verso profundo
Como una bestia salvaje
De color mudable, de lomo fiero
Y que en desesperada huida
Se revienta contra un acerado ramaje
Del robusto árbol de raíces torcidas
Tiembla el verano en mi espalda
Y no siento dolor en los huesos
Me digo, lo contemplo y lo repito
Hasta la tarde la faena es segura
Es la tierra donde la hermosura
No encuentra paz, ni luz apacible.
En el viento pausado una palabra
He guardado, y es triste, muy triste
Recuerdo la ciudad de ventanas
Cristalinas como el agua silvestre
Donde se asoman las aves
A descansar de la vida campestre
Pero nadie sonríe su vida increíble
Nadie llora un sentimiento imposible.