Poesía de Johan Molobo

Hace 18 días
Vástagos.
Dos vástagos, Luna y Sol;el primero, todo blanco;el segundo, fulgor.Recuerdan a los dos árboles,uno de plata y otro de fuego;uno, silencio; el otro, trueno,sin ser frío el primeroni fatal el postrero.En sus rostros brillan los destellosque vestían las joyas del hábil orfebre.Vive en sus espíritus la verde juventud de los días,y en sus voces, la transparencia de los coros,que perfumaran por vez primeralas blancas costas, más allá del mar.Al buscar cada tallo las estrellas,

Hace 23 días
Yo maté a la golondrina.
¡Fui yo, fui yo!, ¡Ay mamacita!.Cayó, la arranqué del cielo,desilachando su vueloy esa su canción bendita.Dijo usted, madre querida:que es de todas predilecta,el ave de Dios perfecta;y hoy, por mí, de muerte herida.¡Lindo revoloteaba!.Negra y blanca, noche y día,primaveras y alegríapara siempre despeñada.¡Ay! flor del jardín del cielo,por Tatica Dios amada.Esta mano ensangrentada

Hace 5 meses
El Bar del recuerdo.
Saqué los últimos tintesde memorias ya pálidas,desdoblando cada olvido;retazos, perfume finode mujer, cerveza y frío.Quizás algún cenicero,carcajadas en la mesamás el bostezo de un niño.Vi los rosas de los rojos,celestes de azules viejos;el amarillento lienzode los sueños, de las ganas;libidos sin censura y labarra libre para damas.Mi amigo ya no se acuerda

Hace 7 meses
El leñador
Cuando uno se interna al montey que ve su dermis parda,refleja el ojo miradaaunque no sepa de adónde.Es ese primario acentoenvuelto en sus verdes canas,tambor y hoguera que inflamaal seso en natal contento.Saco de mojada leñaes el recuerdo que encorva,es del ánimo la sombraque un luto viejo reseña.Cuando uno se interna al monte,que brota sola la vida,como floresta cosida

Hace 10 meses
Manías
No hicieron más que caer los kilómetros,ante el ansia de perfumar mis ojos con su piel;luego, no encontré en ningún relojlos minutos que soñé juntos.Y sabía bien de mis manías,como sabe el mar de los castillos de arena,como sabe el gusano de seda, de las penas.Me acostumbré a caminar así, condenándome,mientras coleccionaba con fervor cualquier baratijaque pudiera haber tocado sus manos.No hicieron más que caer los kilómetros,ante el ansia de perfumar mis ojos con su piel;luego, no encontré en ningún relojlos minutos que soñé juntos.Y aprendí a extráñarla sin su ayuda.