La Distancia
Un día desperté, miré sus ojos,
aquellos que en su brillo me atrapaban,
mas ya no vi en su luz cálidos despojos,
los rayos que mi alma acariciaban.
Su voz, que antes llenaba mis antojos,
las palabras que en el aire flotaban,
ahora me parecen ecos tan lejanos,
que el tiempo y la costumbre desdibujaban.
Su risa, melodía de mis días,
era un canto que el viento disipaba,
y sus cabellos, ondeantes, fluidos,
eran hilos dorados que el sol peinaba.
Su piel clara, como luna en noches frías,
un toque que en mis sueños se quedaba.
Mas hoy, sin sentimiento, los contemplo,
vacío mi corazón, ya no se embriaga.
Los días junto a ella fueron manto,
cobijo en mis inviernos, calidez,
mas en mi pecho ahora no hay encanto,
solo un eco de sombra y languidez.
Miré a otras con furtivo y tenue canto,
sintiendo en mí latir la insensatez.
Me asalta la culpable sensación,
de ser traidor sin actos ni avidez.
No he cruzado el umbral de lo prohibido,
y aun así, el peso me arrastra al suelo,
la lealtad es un yugo no asumido,
donde el alma se duele sin consuelo.
Amarla, en mi memoria está perdido,
y su amor me mantiene en este duelo.
Sufro, pues mi pecho es un desierto,
donde el amor se disolvió en su cielo.
Quisiera hallar la forma de decirle,
que mi corazón ya no es su refugio,
que ya no puedo con amor sentirle,
ni revivir la llama de su embrujo.
Mas temo que al hablar, pueda herirle,
quebrar su mundo con verdad y empuje.
El silencio es mi cruel penitencia,
donde se quiebran mi alma y mi coraje.
La veo y no hallo odio ni deseo,
solo un vacío que en mí se cierne,
las palabras no expresan el trofeo,
del amor que se va, antes perenne.
Quisiera ser honesto, y como un reo,
sentenciar mi verdad, aunque me hierre.
Mas el deber y la culpa me abrazan,
y en este conflicto, mi alma se pierde.
En noches largas, busco en mi mente,
las razones que me hicieron distante,
cada gesto, cada mirada ausente,
que nos llevaron a este instante.
Mis pensamientos van, constantemente,
a esos tiempos, ya nada es como antes.
Me duele ver su amor sincero, fiel,
mientras mi pecho se cierra, vacilante.
Con cada fibra en mi yo la adoré,
mi sangre toda habría derramado.
Pero este fuego que pudo prender
hoy lo siento totalmente apagado.