Óxido

Desidia de tomo barato
y erudizante la ignorancia.

Narciso se asoma convicto
donde pende el obstinamiento.

Bañarse en obscura brea,
deleite de miel ponzoñosa.

Por viscerales paladeos:
justicia
soberbia estancada.
Retazos
que estrangulan la garganta.

Empalagoso y sofisticado ahorcamiento,
la sed alquitranada grilla.

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Noches de mejillas anaranjadas.

Vergüenza;
frio;
jauría.

Lenguas exiliadas
en el castigo bonapartiano.

No vienen las nubes preñadas;
no llega una aurora silbante
de tímidas palabras.

Un "te quiero",ignorado.

Ya no espero más.

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Ni la sombra en la náusea
de mi copa cóncava.

Ni siquiera doblón
que se alegre al verme.

Intento tenerme de pie.

Pero es tan sencillo el orgullo,
que aunque lloviera,no le mentiría,
ni aun sobre el húmedo aliento del cielo
enjugado en mi cara.

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Ni una sola puta en este cementerio.

De tumbas de arenosos mártires;
desérticos sepelios de viudedad...
¡Ay de mi trémula carne!.

Se tuercen tus guiños hacia tierra yerma;
titánes de entumecimiento
beben el vino de nuestro amargo caldero,
con quienes jugamos
cruelmente.
Regocijándonos en la escrupulosa inocencia
hervida a carcajadas.

Al fondo del lánguido túmulto
salvaguardada pesadilla.
Un bulímico horizonte de barrotes de ébano
pincelados por el óxido.

Nada,
retorna en la sorna
del repique vacio en esta jaula.