La vida es un círculo

Estoy en el lugar donde me forzaron a ser lo que no era, donde cuando se me presentó la oportunidad de tomar lo que llevaba años deseando, la rechacé. Donde he llorado hasta dormirme y donde tengo libros intentando decorar una habitación que cada vez está más vacía.
Camino por las calles que me atrofiaron los músculos, por donde no parecía haber final del camino y el frío cada vez te calaba más los huesos y el corazón. Calles por las que antes paseaba con la música intentando apagar mis pensamientos destructivos y fingiendo que el aire me estaba despejando.
Son tantos los recuerdos que golpean a mi puerta con apariencia indefensa, pero no les dejo entrar ni aunque me prometan que no van a doler.
Ya solo doy rienda suelta a lo que me desgarra si lo que lo hace merece o merecía en su momento la pena. Y de esos, hay pocos.

He cambiado mucho y no he cambiado nada. Siento que la vida es un círculo y ahora estoy en la segunda vuelta. De nuevo a los principios, a mi yo de antes, a la que era sin tantas cicatrices, a la que fui cuando solo era una pared en blanco. Aún con todos los caminos disponibles y ningún peso a mis espaldas, ya tenía una esencia indiscutible. Mi inconformismo, mi afán por romantizar y mi pasión por todo lo que me rodeaba.
Ahí es donde he vuelto, en silencio. Me paro como se para un aficionado al arte frente a un cuadro que no entiende pero que siente que lo conoce de algo, y se queda ahí, parado, callado, expectante, intentando exprimir al máximo todas las sensaciones que le está provocando la obra sin saber muy bien por qué.
Ahí es donde he vuelto, a la calidez del sol a las cuatro de la tarde, a la paz indescriptible que ofrece desinteresadamente el sonido del viento al hacer bailar a los árboles, al olor de libro nuevo aunque ya lo haya releído mil veces, a la sensación de estar en parada temporal esperando el próximo tren, descansando en el banco sin necesidad de mirar la hora con impaciencia porque he aprendido que cuando llegue sabré diferenciar cuál es el mío y subirme a tiempo.
El invierno pasará y volverá a florecer el rojo que me da vida, porque al fin y al cabo, ya he pasado por esto antes.