El desdén silencioso.
Frialdad, mi fiel displicente compañera de oratoria
De pasión resbaladiza, gestos ahogados.
Abatida en un silencio gélido e impasible
Me golpeaste con tu intrépido ulular
Sacudiste mi interior con tus espinas grisáceas
Y en un eco fantasma, absorto, sucumbí.
Soplé al viento un encaje de guirnaldas
Aguardé en tu lecho una espera interminable
Forjé del pasar y el porvenir una quimera
Para acabar nuevamente en el tedio de un claustro.
Deambulé sin rumbo definido, a la deriva
Descalzos mis pies en tu acerbo camino inclemente
Me fundí como estatua, se frenaron mis pasos.
En medio del crepúsculo se alzó un brillar diamantino
Penetró cada poro acerado de mi psiquis
Y entonces la alígera verdad terminó su búsqueda.
De un pedernal férreo y calcinado brotó una esencia
La perfumada diatriba de un destino cerrado,
En el eterno laberinto invernal donde reina ella,
Y su enmudecida frialdad de perpetua apatía.
Comentarios & Opiniones
Muy buen tema nos presentas Gabriel Márquez lo felicitó por tantísimo talento!
Lindo poema Gabriel, saludos
bello te pondre en poetas que sigo, también visítame.Y SI TE GUSTA LO QUE ESCRIBO SÉGUEME TAMBIÉN.
Muchas gracias por sus comentarios. Me resultan muy halagadores. Saludos.