HIJA, MI LUZ ETERNA

Hija, mi luz eterna

Eres la llama que ahuyenta la sombra,
brisa serena de mi despertar,
bálsamo puro que el alma me nombra,
abrazo infinito que sabe sanar.

Tus manos sostienen verdades calladas,
tu voz es refugio, temblor y calor,
y en cada batalla por almas quebradas,
destilas justicia, destierras dolor.

Ternura y coraje dan forma a tu esencia,
y el mundo te observa, sin bien comprender
que llevas en pecho la excelsa presencia
de un alma que vino tan solo a ofrecer.

Ni el tiempo ni el viento podrán arrancarte
de este corazón que late por ti,
porque eres mi faro, mi hogar, mi estandarte,
la historia más bella que un día escribí.

Amo la nobleza que habita en tu pecho,
el fuego que enciende tu fiel voluntad,
la furia que estalla cuando hay un despecho
y el dulce consuelo de tu humanidad.

Ternura que arde en tus ojos sinceros,
sentencia y caricia, tormenta y abril,
porque eres del mundo el faro más tierno,
y aún más hermosa que el más bello abril.

Las bestias errantes te miran con calma,
pues saben que en ti no hay sombra ni hiel,
que el alma que llevas no entiende de alarmas,
pues todo lo sanas con solo tu piel.

Si el día te pesa, si el mundo es ingrato,
si alguna injusticia te roba la paz,
regresa a mi pecho, que siempre te aguardo,
pues hija, mi vida, aquí siempre estás.

No temas los días de sombra y ceniza,
ni el tiempo que quiere su red desplegar,
pues todo lo bueno que en ti se eterniza,
jamás en la nada podrá naufragar.

Y si un día sientes que el mundo es muy frío,
que todo es efímero y va a derrumbar,
recuerda que fuiste, serás y has sido
el más puro amor que aprendí a entregar.

AUTOR: METACRAK
VOZ: METACRAK
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2025