Señor.

Es usted, el silencio dormido
de una tarde de primavera, en sus ojos
color cafe y profundos como la noche
se esconde la picardía de un niño.

Apesar de tener un carácter fuerte
y autoritario, en el interior
de su corazón se esconde una alma noble.

Es usted un arte fino, y exquisito
que no todos los ojos pueden ver.

Su sonrisa ingenua, es como
un paisaje hermoso de esos en lo
cualquier ave se quisiera perder.

Apesar, de verlo siempre
de lejos como el hombre engreído,
y algo prepotente,
también veía esa magia resplandeciente
que resaltaba de su ser.

Siempre vi su autenticidad,
ese luz radiante con la se nace,
y con la que suelen sentirse
opacados, aquellos que viven
en la oscuridad.

Ha sido poco el tiempo de conocerlo,
pero hoy puedo decir que, aquello
que brilla en usted, es ajeno
a los ojos equivocado.

Pues sin duda solo el que sabe
leer el almas, es capaz de descifrar,
la magia única, y magistral
que esconde su esencia.

Señor, hay en usted majestuosidad
elocuencia, una combinación dulce
de sabores distintos, que atrapan
la atención de quién se atreva
mirarlo.

Y aquella que tenga la osadía
de contemplarlo sin duda
quedará por siempre
que atrapada en la pureza
de su encantador ser.