Ahora

Ahora
Ahora sé lo que quiero
y cómo hacerlo caer,
como una pluma,
como un pájaro deshaciendose
de su plumaje,
para andar por los campos
y pisar tierra firme.
En el cielo, la tierra
es una línea sin horizonte;
se desdibuja en cada intento,
se desdobla,
se desinfla y se descuelga
en cada ráfaga de viento.
Así que cuando me hables,
y yo me retuerza los dedos
para moldearlos,
para que sean junco,
para que se hagan cuerda
o tronco firme,
y al asentir con la cabeza
mi nuca se desnuque,
como un perrito en el tablero
de un coche,
se mueve y asienta,
como un títere desnudo
sin cuerdas.
Ahora que sé lo que quiero,
mi manzana está medio mordida,
y la pecera se despierta
de una noche sin fortuna,
mi teclado palpita de verdad,
cavilando entre letras y números.
Te pido que lo que quiero
no se lo cuentes a nadie,
que como obsequio gratuito,
lo dejes en la calle,
para que la escarcha y la helada
lo dejen liso,
y yo, afortunada,
lo tome en un descuido.
Lo que no tiene nombre
tampoco tiene precio.