La Señora, La Doña

Allí va
La Señora,
La Doña
de la vereda
la Palma.
Camina lento pero seguro
para llegar al Parque
a descansar y reposar,
disfrutando la tarde
antes que llegue
la oscura noche helada.
Siempre lento,
transitando por
caminos destapados,
empolvados, empedrados
o empantanados,
esperando un saludo y que
que alguien la suba
al vehículo
para recortar su camino.
Con su pie y zapato
izquierdo medio torcido,
pero ágil
como grillo trepando
al higuerillo.
Sonrisa tierna,
con dentadura incompleta,
pero para ella y para todos,
eso tampoco importa.
Siempre atenta a saludar,
a sus vecinos identificar,
y cuando el crepúsculo dibuja
imágenes psicodélicas en los cielos,
la Señora,
La Doña
de la Palma a su bus
lento y envejecido
de tanto usar
y cargar,
empieza a trepar.
A su casa
La Doña se dispone
a regresar.
¿Y dónde vive la Señora, La Doña
de avanzada edad?
lejos, muy lejos, entre los cultivos de hortensias,
en esas hermosas tierras del Carmen de Viboral
donde la loza no para de brillar.




