De los cielos.

Eres tan pura como las letras de un poeta en la madrugada con el frenesí de su inspiración,
tan hermosa que "rayo de luna" te llamaba porque alumbrabas mis noches y casi nunca faltabas.

Como realista soñador yo en algunos charcos pescaba estrellas para hacerme compañía por si tu voz me dejaba.

Tu voz, tan relajante como el canto de aves o la melodía de la brisa con los arboles jugando en la plaza o el parque.

Sentir tus manos es algo divino,
tan suaves, que los dioses ofrecen todo, pidiéndote acariciarles.

Siendo no mas que una simple humana,
te creí una diosa o un perfecto ángel porque
miraste mis ojos y acariciaste mi alma, destruiste mis complejos y mis creencias extrañas, dando así vida nueva, resucitando mi alma.

...

Pero te fuiste

...

Te fuiste y mi mundo cambió,
ya no eras tu,
solo era el universo que me creó.

Dejaste huella en mi y así perdí el temor,
mas nunca me quejé cuando sentí algún dolor, como quemarse la piel en la playa y disfrutar del calor,
ya no habían quejas,
como masoquista gocé con el dolor.

Entendí el valor de la vida,
y el sentido de ella,
"no sabemos que hay allá, pero disfrutemos de las estrellas"

Como fanático, prisionero de tus caderas,
me sentí menos libre que encerrado entre ellas,
pero ya, la condena había cumplido, te fuiste de mi vida sin hacer ningún ruido, sin testigo siquiera que me diera pista alguna y te busqué desde mi alma hasta
en la propia luna.