No más penas Soldado

No más penas soldado

Siento desprecio, desprecio a quienes tengo en frente, desprecio mi caminar inseguro, y cómo el camino, se hace más largo con cada paso. No quiero afirmaciónes "yo soy" para verme merecedor de la compañía de una mujer. Yo conocía del encanto de algún labio carmesí, de un fuego que nos une con otro abdomen en tiempos de furia. Todavía tengo amores que sentír, risas que dar, y dinero que ganar para gastar en mi bienestar. Pero estoy acá, despreciando mi actual vivír, ya no sé qué es amar.

Tengo un hijo al que no voy a dejar pasar penurias. Toda pena y desolación es personal, y tiene su propia fuente, no quiero que él encuentre la suya jamás. Pero ¿qué estoy haciendo al respecto de ésto? si ya cumplirá la edad de ir a la escuela primaria, y yo, sin nada más que ésta angustia que enferma, sigo al margen de levantarme en revolución contra mí, y contra las ideas opresivas de quiénes hoy dependo para tener techo y comida, aunque para ellos, el aire que respiro también se los debo, ¿se habrán olvidado del carro y la tierra que dí?, ¿o quizás de las deudas que con todo gusto asumí?. Sí, es cierto que sus ideas no me las impusieron, pero el color y sus tonos los mostraron diferentes, era otro el matiz.

Nada me libera de ser el único responsable. Mi acción es de comodidad y haraganeria, de miedo e indecisión, cobardía y mediocridad. Aunque sé que soy capaz de ganar, no me enfrento a mi propia opresión.

Voy a levantarme, quiero apreciar mi vivir, no quiero que las huellas que yo deje sean de amargura y pesar, quiero ligereza al caminar, que todas las fuentes queden secas, para que quienes hayamos bebido de ellas, sintamos la paz de que, nunca nadie volverá a dejar de amar.