Cálido invierno en tus brazos

Me cuidas, te cuido, solamente tus brazos saben otorgar el sosiego ante tanto oscuro mar.
Nadas, yo nado, a través de movimientos simultáneos a tu cuerpo cálido y plácido que se entrega a nuestro, tan nuestro, lenguaje corporal.

Me miras, te miro, ardo de dolor y plenitud que me provoca tu ser, estar ligados el uno y el otro es lo único que nos queda de infinitud.
Me tocas, te toco, dedos cálidos que con cierta morosidad provocan el tembloroso sentir de nuestra presencia ante el otro, unidos desde que compartimos ese frío atardecer de invierno en la pequeña ciudad colonial.
Pasos, seguimos avanzando, inagotable senda, hacia los eternos arcos de este cálido invierno que nos envuelve.