La paz nunca llega

Acompañada de triste lluvia,
otra vez llegas a sorprenderme.
Traes contigo noticias no gratas;
abruptamente la verdad me revelas,
destapas mis oídos sin delicadeza
y arrancas el velo de mis ojos.

Madre de mi madre, sabia mujer
que siempre me escucha y aconseja,
¿por qué, ahora que todo me es revelado
sobre ti, tanta tristeza siento?
Toda mi vida te vi tan dulce,
entre rosas y mariposas, siempre amorosa;
¿por qué a tu hija no brindaste el mismo trato?

Ahora descubro tras de ti un abismo
el cual nunca mis ojos vieron.
El pasado se hace carne, alejándonos
con el corazón roto en mil pedazos, y obligado,
debo irme lejos, a un lugar donde no pertenezco.
Soy un vagabundo sin rumbo; nuevo hogar tengo,
sin embargo, no van a encontrarlo
ni mi nostalgia ni mis hermosos recuerdos.

Donde siempre acudía cuando la tristeza
me llamaba era a tus brazos,
ahora siento que de espinas están llenos.
¿Por qué a mis ojos se les revela semejante carga,
y mi amor se lo somete a este terrible tormento?
¿Cuándo entre nosotros, habrá verdadera paz?
¿Cuándo será ella quien golpee las puertas
de mi casa de nuevo?